martes, 18 de octubre de 2011

Duelo por la mascota

No podía creerlo, pero la mirada de su madre le confirmaba que era verdad.

        Ese domingo había salido temprano con sus amigos, había jugado varios partidos de fútbol, tenían cuatro equipos que iban rotando conforme ganaban. Muy agotado, regresó al medio día para el almuerzo.

        Cuando llegó,  su casa estaba vacía, salió al patio trasero, pero ningún miembro de su familia estaba allí, le pareció muy raro tanto silencio. Llamó a Ponchi, su mascota, un perro que había encontrado en la calle cuando aún era un cachorrito.

        Fue a la cocina, miró en la heladera buscando algo para comer, el apetito era tal que no podía esperar a que llegaran sus padres. Tomó queso y pan de molde e improvisó una merienda, la acompañó con una bolsa de papas fritas y gaseosa. Mientras comía, se dispuso a mirar la tele, pasaba de un canal a otro, en un noticiero vio un choque de vehículos, uno de ellos por el impacto terminó arriba de la vereda, el golpe rompió un semáforo y cuando este cayó, derribó a unos peatones que paseaban con sus mascotas.

        Sintió lastima por la gente malherida, cambió de canal y siguió con su merienda. Pasó una hora cuando llegó su madre, estaba muy agitada, tenía las manos temblorosas y le costaba articular las palabras.

        El muchacho estaba desconcertado por el comportamiento de su madre, nunca la había visto así, tenía una mezcla de sentimientos encontrados,  hasta que se animó a preguntarle: «¿Qué te ocurre, má?». Ella lo tomó de los hombros y le contó lo sucedido: «Salimos a caminar a la plaza, cuando volvíamos, ocurrió un accidente. Chocaron dos vehículos uno de ellos se estrelló contra un semáforo y lo derribó, uno de los faroles se desprendió y golpeó a Ponchi, quedó muy lastimado. Lo llevamos al veterinario, allí nos dijeron que tenía hemorragias internas, aguantó una hora y murió.»

        Tomó a su hijo entre sus brazos y él no pudo reprimir un sollozo.

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