Una
llamada telefónica alborotó la casa con un pedido de auxilio. Era muy extraño
que alguien llamara a tan altas horas de la noche. El vecino más próximo se
hallaba a un kilómetro, era la voz de una mujer que hablaba, era muy difusa y
entrecortada la comunicación. Se trataba de la familia vecina que hacía poco se
habían mudado a ese lugar, la casa era de estilo antiguo pero era muy bonita,
por mucho tiempo había estado deshabitada, los dueños originarios habían
fallecido hace más de una década, desde entonces la casa solo tenía residentes
esporádicos que aparecían un par de veces por año, fue entonces que esta
familia se había instalado hacia ocho meses, se trata de un matrimonio con dos
hijos y una nena, el hombre viaja durante la semana a diversos lugares y
retorna a pasar el fin de semana con su familia, la mujer era seria y de pocas
palabras, se ocupa de criar a sus niños.
La
preocupación que generó con el llamado telefónico fue tal, que el hombre de la
casa junto a su esposa salieron en el vehículo a investigar de qué se trataba
tanto misterio en la casa de esta familia, cuando tocaron la puerta la casa
estaba con las luces apagadas, pero luego de insistir apareció un farol que se
balanceaba dentro de la casa, era la mujer que había reunido a sus hijos para
luego abrir la puerta, las lágrimas eran un síntoma extraño en esa cara rígida,
no la habían visto antes en ese estado, contó que luego de acostar a los niños,
oyó pelear al perro con otro animal, algo merodeaba en la zona, el perro de la
casa era un enorme bóxer, su sola presencia intimidaba, cuando los ruidos
cesaron la mujer salió a inspeccionar qué había ocurrido, luego de dar una
vuelta por la casa, encontró al bóxer tirado en la parte trasera de la casa, el
perro estaba muerto, había sido desgarrado el cuello, el pánico se apoderó de
la mujer, el guardián había muerto.
No
había consuelo para la mujer, rígida se resistía a mostrar debilidad ante sus
hijos, volcando la mirada hacia el oportuno auxilio mostraba el rostro diferente
al que pretendía expresar, aunque tenía la mirada en alto y el cuerpo erguido,
dejaba traslucir su miedo, y sin embargo, quería llorar.
0 comentarios:
Publicar un comentario